Jukaris the Dragonborn Cybernetic Solider - We Print Miniatures

Jukaris, el soldado cibernético Dragonborn

Jukaris, el soldado cibernético Dragonborn

El resplandor neón de la terminal del agujero de gusano se reflejaba en las escamas endurecidas del Soldado Sangre de Dragón Jukaris. Sus penetrantes ojos examinaron el paisaje de su mundo natal por última vez, una cacofonía de industria cibernética y energía mística, mientras su mano acorazada apretaba la empuñadura de su rifle de asalto.


Tras él, el imponente edificio de la Red de Agujeros de Gusano latía con energía pura, listo para transportarlo a un nuevo santuario: Gamma Sigma 6. Su corazón latía con fuerza en su pecho con una mezcla de adrenalina y arrepentimiento, mientras el ritmo familiar de la batalla resonaba en sus oídos. El destino final no fue inicialmente su elección, pero el tiempo y las circunstancias no estaban de su lado. Su archienemigo, el XenoSith, un monstruoso híbrido de poder alienígena y cibernético, lo pisaba los talones.


El eco de un aerodeslizador acercándose llenó el aire. El XenoSith se acercaba. Jukaris emitió un gruñido, y chispas crepitaron en su rostro dracónico mientras invocaba la fuerza de sus ancestros. Disparó una descarga con su rifle emplumado; las flechas con punta de plasma surcaron el aire y perforaron el aerodeslizador, haciéndolo explotar en una bola de fuego. Pero sabía que no detendría al XenoSith.


Jukaris corrió hacia el zumbante agujero de gusano, con sus piernas cibernéticas impulsándose con fuerza. Un rugido sobrenatural resonó tras él cuando el XenoSith emergió de los restos del aerodeslizador, cuya monstruosa figura se iluminó con los restos en llamas.


Mientras Jukaris se acercaba al agujero de gusano, giró para encarar a su adversario. Apuntó a la imponente figura del XenoSith con su rifle y disparó otra ráfaga. Las flechas se clavaron en el XenoSith, ralentizándolo, pero no deteniéndolo. La bestia rugió de nuevo, con dolor y rabia en su voz alienígena.


Con una última mirada a su planeta natal en llamas, Jukaris saltó al agujero de gusano. Sintió la fuerza del espacio-tiempo a su alrededor mientras el portal lo arrastraba, mientras los rugidos alienígenas de los XenoSith se desvanecían en el silencio.


Jukaris emergió del otro lado en la superficie helada de Gamma Sigma 6.


Apretó el rifle con fuerza, entrecerrando los ojos ante el viento gélido. Este era su nuevo campo de batalla, su nuevo hogar. Estaba lejos de su mundo natal, lejos de los aliados que había dejado atrás. Pero la lucha no había terminado. Los XenoSith no se rendirían tan fácilmente, ni Jukaris tampoco. Su camino de venganza apenas comenzaba.


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